No apegarse demasiado a nada ni a nadie


La ecuación es simple, mientras mas te apegues a algo, más dependiente vas a ser de eso y más vas a sufrir al dejarlo.

Esto va tanto para cosas materiales como el cigarrillo y a cosas materiales pero que hablan como tu esposa. A las personas hay que pensarlas como cigarrillos y a los cigarrillos como tu esposa. Si tu esposa es un paquete de cigarrillos, no te fumes más de 5 por día, a tu amigo no te lo fumes más de 3 y a tu suegra ni te la fumes.
Como dije antes, mientras más dependiente seas, es decir, mientras más te lo fumes, mas difícil va a ser aceptar su perdida. Lo ideal seria que no fumes, de esta manera serias totalmente independiente y no sufrirías en absoluto a lo largo de tu triste vida. Pero como se que en general esto se torna casi imposible, el consejo es fumar lo mínimo indispensable de cada persona. Porque la verdad es que la vida es incierta, tu esposa te puede dejar, tu amigo te puede traicionar y tu suegra se puede matar. Es muy simple, a fin de cuentas mientras menos fumes, menos vas a sufrir el divorcio, menos te va a golpear la traición y menos aun vas a llorar en el entierro.

Juntarse con gente de igual o menor potencial


La verdad es la siguiente, no somos tan brillantes.

Pero también hay otra verdad, hay si mucha gente menos brillante que nosotros. ¿Entonces que es lo que hacemos?… nos juntamos con esas personas.
Nada bueno puede salir de formar parte de grupos donde te sientas inferior a los demás. Sentirse superior es sin duda es una de las claves para no ser tan infeliz. Entonces nos juntamos con personas inferiores a nosotros y demostramos nuestra superioridad en todo momento.
En todo momento quiere decir en todo momento, por ejemplo, el saludo. Al encontrarse con una persona hay 2 saludos posibles: apretón de manos o beso/abrazo. Si el saludo llega a ser el primero lo que hay que hacer es el llamado “refuerzo”. Es decir, mano derecha tuya, mano derecha del otro y mano izquierda tuya arriba. Ahi apretamos con nuestras 2 manos la mano del otro y dominamos el saludo señor. En el segundo caso lo que se debe hacer es con apoyar una palma en la nuca del otro y traerlo hacia nosotros. Una vez que acercaste su cabeza a la tuya, ahí si lo saludas. Y para reforzar este dominio, aunque no obligatorio pero si recomendable, la palmada en la espalda nunca viene mal. El saludo puede variar, pero lo importante es una sola cosa, que quede en claro que vos sos el que mandas, vos superior a la persona que se encuentra frente tuyo, aun cuando honestamente sepas que no lo sos.

Proponerse proyectos a corta distancia


Un ilustre autor decía en uno de sus consejos, “…siempre el primero en defraudarnos será uno mismo…”.

Y así es, piense por un momento la cantidad de veces que no logro cumplir sus proyectos.
Desde el “cuando sea grande quiero ser presidente” hasta el “este año me ascienden”, todos proyectos que fracasaron y desilusionaron al joven soñador que hay dentro nuestro. El problema de esos objetivos es que son muy poco probables de conseguir. Uno se esfuerza y se esfuerza ¿y que logra? ¿Felicidad? Claro que no, solo ganamos una decepción del tamaño de un penthouse.
La solución es simple. Debemos proponernos proyectos a corta instancia, proyectos a nuestro real alcance. Desde cepillarse los dientes por la noche hasta llegar temprano al trabajo, todos proyectos que no requieran demasiado esfuerzo para conseguirlos.
“¿No se te quemaron las tostadas? ¡Congratuleiyon mai frien!
Cada mañana plantéese unos cuantos objetivos a cumplir en el día, y por cada objetivo cumplido dese una palmada en la espalda, un “seguí así pichón” y vera como mejora su animo. Recuerde, no hay nada mas efectivo que levantarse uno mismo el autoestima.

No confiar en nadie ni en uno mismo, más aun en uno mismo


“Agarralo con pinzas”.
Todo lo que te digan, todo lo que hagan, todo pero todo, desconfiá.
“Pff, confía en mi papa, el lunes te lo traigo como nuevo” No señor, no se lo des, todo entre pinzas, no pongas las manos en el fuego por nadie, lo mas seguro es que te quemes y feo. Esta comprobado que tres de cada cuatro personas son garcas (el autor no se responsabiliza por la validez o no de los datos establecidos), eso quiere decir que tenes un 75 % de posibilidades que esa confianza que brindaste termine defraudada, y vos, con la vena del cuello del tamaño de un vigilante. Pero entonces viene la pregunta de todos ¿No vale la pena jugársela por ese 25% “no garca”? Obviamente que no. ¿Porque probar a colocar al ángulo cuando podemos patear fuerte y al medio? ¡A lo seguro señor! De esta manera logramos acumular menos decepciones en nuestras vidas y más en la de los otros, que se sienten rechazados ante su pedido, en fin, mejor imposible.
Y a no olvidar, siempre el primero en defraudarnos será uno mismo. No te confíes, no te creas. Si pensás que lo vas a lograr, lo mas seguro es que no lo logres, lo mas seguro es que fracases. Entonces si tu cabeza te dice pone primera, vos volvés al punto muerto, clavás el freno de mano y apagas el motor. “Pero… el que no arriesga no gana”, si, pero se asegura de no perder, y esa señor, es la esencia.

Esperarse lo peor está bien, esperarse lo terrible es ideal


Una conocida frase dice: “Esperando lo mejor, preparado para lo peor”.
No señor, “Esperando lo peor. ¿preparado? No lo creo…”
Este sin duda es uno de los puntos más importantes para acercarse a la llamada “felicidad”. Sin duda lo peor que uno puede hacer en su vida es esperarse lo mejor. Lo mejor llega una, dos, máximo tres veces en su vida, capaz ninguna, quien sabe. Si ante cada situación que se nos presenta vamos a ir dispuestos a esperar lo bueno, cagamos señores. La mayor parte de las veces vamos a terminar frustrados, decepcionados, y decenas mas de sinónimos pesimistas. Es simple, si usted va camino a una entrevista de trabajo tiene 3 actitudes tomar: a- Pensar que lo va a conseguir, b- Pensar que no lo va a conseguir, y c- pensar que no lo va a lograr y que el trabajo lo va a tomar el actual novio de su ex-esposa, la cual se va encontrar en la sala de espera, mucho mas flaca que antes y con las gomas recién operadas.
Si escogemos la a, lo mas seguro es que terminemos fracasando y volvamos a nuestras casas con la cabeza gacha y una tristeza en lo mas profundo del alma.
En cambio, si elegimos b, lo mas seguro es que lo que esperábamos se haya cumplido, entonces volvemos caminando conformes con nosotros mismos.
Ahora bien, si elegimos la c, es casi seguro que volvamos caminando felices, sabiendo que no paso lo peor, que nos fue mejor de lo que pensábamos. Nos sentiremos mas que conformes y no digo que vayamos a festejar, pero si nos dejaremos tomar una coca ese lunes a la noche, como premio de nuestro “no tan mal” resultado.

Introducción



Por décadas y décadas los humanos nos hemos atormentado la cabeza con preguntas y más preguntas que nos logran quitar el sueño.
¿Hay un tal Dios? ¿El destino ya esta escrito? ¿Existe la reencarnación? ¿De que carajo se trata el nuevo programa de Badia?
Pero existe una, si, solo una pregunta que nos hacemos todos los días antes de dormirnos, allí cuando apagamos la televisión, encendemos el velador, buscamos el libro entre las sabanas, lo apoyamos en la mesa de luz y apagamos el velador.
Allí cuando nuestra cabeza se hunde en la almohada, y nuestros ojos se dirigen hacia el cielo, es allí cuando nos preguntamos: “Si ese ventilador del orto se llega a caer, ¿muero yo o se muere ella?”, y es allí cuando te pones a replantantear las cosas; tu casa, tu esposa, tus amigos; en fin, tu vida. Y entonces te cuestionas seriamente: ¿Soy feliz?
Ya siendo las seis y veinte de la mañana, y con el despertador sonando hace diez minutos, poco tiempo y fuerza te queda para pensar la respuesta, entonces te levantas y te dirigís al baño. Todas las mañanas pasa lo mismo, todos los días de tu vida la misma situación, esa duda que no te deja dormir, y esa duda que es aliviada finalmente frente al inodoro con un “y si, soy feliz”. Y no, queridísimo amigo. La orina matutina es un simple engaño, todo ser se siente el hombre mas feliz del universo al sentir semejante caudal de liquido saliendo de nuestro cuerpo. Pero no hoz dejes engañar. Seamos realistas, ¿feliz?, no sos. ¿Por momentos experimentas algo semejante a la felicidad?, seguramente. Aceptémoslo de una vez, no somos felices. Ni vos, ni yo, ni el que esta al lado tuyo, bueno, capaz el de al lado tuyo si, pero vos no.



¿Lo aceptaste?


LISTO.

Aclaración, el siguiente texto no garantiza la felicidad, es mas, incluso garantiza no conseguirla plenamente en ningún momento de nuestras vidas.
Este es una simple guía, como dice su titulo, para ser un poco menos infeliz. Son ni más ni menos, tal vez menos, que unos métodos seguros para lograr una aproximación a la llamada “felicidad” (aunque tampoco este muy seguro de eso).